Aprendiendo a conducir



Aprendí a conducir antes que a caminar de nuevo e insisto, hasta hoy creo que nada me ha dado tanta libertad como conducir, bueno, caminar me da más libertad, pero en la realidad compenso la velocidad con la que no me muevo.

Recibí buenas lecciones, algunas parecían más de superación personal que de conducción automotriz, pero creo que aprendí bien.


Los verdaderos amigos te dan consejos valiosos como: "si crees que le vas a pegar, párate".

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