A Kant, Rousseau, Rimbaud y Nietzsche les gustaba salir a andar. Todos lo hacían de forma diferente. Los paseos del joven Rimbaud, dispersos y desordenados, estaban llenos de ira, mientras que Nietzsche buscaba en ellos la tonicidad y lo energético de la marcha. Kant era metódico y sistemático: tomaba cada día, a la misma hora, la misma ruta. Todos trasladaron en algún momento su despacho de trabajo al campo, donde las ideas fluían libres, en plena naturaleza. Examinándolos de cerca, esos paseos guardan cierto paralelismo con sus reflexiones, sostiene el filósofo francés (y gran caminante) Fréderic Gros en Andar. Una filosofía (Taurus), un bestseller en Francia que acaba de traducirse. Encontré este texto que me llevó a pensar en la rebeldía de caminar. Yo caminé por primera vez a los seis años y hasta ahora he aprendido al menos 4 veces más a hacerlo, he decir que cada vez lo hago peor pero con igual rebeldía, aunque algunas veces me decepciona n...